Cada
vez con más frecuencia la relajación esta tomado un papel de mayor importancia
en el aula de educación infantil. Es un recurso muy utilizado por las maestras
y maestros para conseguir que los niños se calmen y adquieran una mayor concentración
para las tareas que tengan que realizar con posterioridad.
En mi
caso, los alumnos realizan la relajación justo a la entrada de la hora del
recreo. Los niños llegan al aula alborotados después de haber estado jugando en
el patio, y decirles que se calmen y se concentren para realizar una tarea en
esos momentos es prácticamente imposible.
Según
llegan al aula se sientan en sus respectivas mesas y se quitan los abrigos, la
maestra les indica que se deben ir calmando y estar en silencio para colocar
las chaquetas en el armario sin molestar al resto de sus compañeros. Poco a
poco los niños van volviendo a la calma y colocando los abrigos en sus perchas,
cuando todos han terminado comienza ¡La hora de la relajación!
En primer
lugar realizan unos pequeños estiramientos, como por ejemplo levantar los
brazos y balancearse de un lado a otro o mover el cuello hacia ambos lados
lentamente. A continuación los niños se sientan en sus sillas y acomodan sus
cabecitas sobre la mesa, es en ese momento cuando la maestra les pone una música
relajante que suele ser clásica o de cuna. Desde el momento en el que la música
empieza a sonar se crea en el aula un gran silencio y puedo observar como los
niños se van relajando poco a poco, dejando atrás todo el ajetreo y bullicio
del patio.
Al finalizar
la relajación puedo comprobar como los alumnos que entraron en el aula gritando
y corriendo ahora están mucho más calmados.
Me sorprendió
mucho un niño que entraba del recreo muy alborotado y agitado tras haber estado
jugando con sus compañeros en el patio. Mi primera impresión fue que no sería
capaz de realizar la relajación y mucho menos de estar en silencio, teniendo en
cuenta el tono de voz con el que subía del recreo, la forma en la que entro en
clase a todo correr y su dificultad para estar en la silla sentado
correctamente. Sin embargo su actitud cambió radicalmente en el momento que la música
empezó a sonar, acomodó su cabecita sobre la mesa y realizó la relajación en
absoluto silencio, en ese momento me quede súper asombrada ante la situación y se me vino a la mente esa expresión popular que dice “La música amansa a las
fieras”. Comprendí que la relajación para los niños es algo súper importante, y
aún más cuando acaban de realizar una actividad que les agita, que les ayuda a mejorar
la concentración y sobre todo favorece su rendimiento en las tareas
posteriores.
Nunca
pensé que algo tan sencillo como realizar una relajación en el aula pudiese dar
tan buenos resultados, tanto para la maestra como para los alumnos.
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